DOMINGO XII DEL
TIEMPO ORDINARIO
«AMA MANCHAKUYCHISCHU»[1]
"NO TENGAN MIEDO"
Llegamos
al domingo XII del tiempo Ordinario,
muchos estamos tranquilos, cansados,
apenados, con problemas, con alegrías y emociones, con una infinitud de deseos
que llevamos dentro del corazón.
Como
buenos cusqueños que somos, nos sentimos
orgullosos de nuestra tierra y sus tradiciones, porque nos encontramos en
nuestro mes jubilar, donde fe y
cultura constituyen una parte integral de estas festividades.
Esta
palabra “Jubilar” tiene un alto
contenido bíblico, pues proviene del “jubileo”
tiempo de gracia y de perdón (Lv 25,8, Is 61,1-3, Lc 4,18-19), por lo tanto
significa que estamos en un tiempo de festejo, de alegría y sobre todo en un tiempo para vencer nuestros temores, la
apatía, la falta de compromiso, la indiferencia, y caminar con entusiasmo
para adelante, teniendo siempre presente que el Señor es nuestro compañero de
camino.
El
Evangelio [“buena
noticia” del griego euángelos "el portador
de una noticia alegre"], de
este domingo al parecer no resulta siendo una noticia agradable, o al menos una
buena noticia.
Este fragmento o pericopa, (Mt 10,26-33) se sitúa
en bloque de las “persecuciones” y muchas biblias la titulan “confianza y valor en la
persecución”, en simple, Jesús llama a sus discípulos y de entre ellos escoge a
12, y luego los envía como ovejas en
medio de lobos (Mt 10,16).
Si
crees que ser cristiano es fácil, te equivocas, pues Dios nos llama a que
vivamos verdaderamente como hombres. En el camino encontraremos retos,
dificultades y persecuciones. ¡QUE ABURRIDO SERIA, SI TODO FUERA SERENIDAD!
En
esta lucha, Jesús nos anima ¡no tengan miedo! (3 veces) En quechua
suena genial «ama manchakuychischu»* y ser verdaderamente hombre (varón o
mujer), es ser valiente, guerrero (a), de armas tomar, con decisión y firmeza,
a pesar de las dificultades.
Un
cristiano tiene que ponerle sazón a la vida, tiene que animar a la sociedad,
tiene que tener fuego en sus venas, e incendiar el mundo con las llamas del
amor, que el Espíritu nos da.
Si
somos de mente negativa, paramos desanimados, sin ganas, si hacemos las cosas
sin pasión, no nos comprometemos con las causas justas (testimoniar a Jesús), y
decimos “siempre se ha hecho así”
(EG 33) somos todo, menos verdaderos cristianos.
La
propuesta de “tener siempre ganas” suena estupendo, pero en nuestra triste
realidad no siempre se logra tal ideal, porque los problemas nos afligen, las
preocupaciones nos embargan, los estudios nos agobian, hay problemas en la
familia, en el trabajo, con la esposa (o), entre parejas etc. y etc.
Hace
unos días, hablaba con una amiga muy querida. Ella había terminado con su
novio, estuvo recontra triste, pero decía algo que a mí mismo me causaba
asombro “no voy a llorar”, pero al
rato lo hacía, veía en ella una decisión firme de luchar contra esa adversidad, de ponerse firme ante esa situación
de crisis existencial y de dolor. Realmente veía en ella, a una persona que
tiene a Dios en su vida, que ama hasta el extremo incluso hasta perdonar a esa persona que le hizo llorar.
Esta
experiencia que les comparto, se puede reproducir en muchas otras personas, que
luchan a diario para sobresalir, para vencer sus miedos, para mostrar al mundo
que no tienen miedo y pueden lograr sus metas.
Esta
lucha que al mismo tiempo es una exigencia personal, Jesús la lleva a otro nivel. Nos pide que, así
como luchamos para vencer nuestras dificultades y problemas, luchemos tambien,
con la misma valentía, para dar testimonio de Él al mundo entero, que no le
neguemos, porque basta saber cómo se siente, cuando un amigo te niega ante los
demás.
¡Es una
experiencia desagradable!
Y
¿Qué significa declarar a favor de Jesús ante los hombres? (v. 32) Es hablar claro,
sin temor, con verdad y firmeza, y más que con nuestras palabras que nuestras
obras hablen de Jesucristo al mundo.
Nuestra
vida ha de ser una propuesta ente la modernidad y la globalización no solo del
mundo, sino tambien de la indiferencia (EG 54) ¿a quienes somos indiferentes? ¿Quiénes
no nos dicen nada?
Este
declarar a favor de Jesús, es una opción de vida, que da sentido a nuestro existir,
por lo tanto se convierte en testimonio. Se trata de defender a los que él defendió, de cuidar a los que Él cuidó, de sanar
a los que Él sanó, de generar encuentro como Él lo hizo.
No
seamos indiferentes ante quien sufre, pueda que esté a unos pasitos de nosotros,
ofrece tu ayuda si puedes, siempre hay alguien quien necesita de ti, no le
niegues tu ayuda, y hazlo sin miedo, sin temor.
Es
curioso, todos hemos hecho alguna vez algo genial por una persona que lo
necesitaba, por un amigo o un compañero, sin importar cuál fue su respuesta, lo
hicimos y ya.
¡Si
pudimos tener esos detalles por ellos, porque no hacerlas por Dios, en quien no
hay pierde!
Cuando
estés a punto de acostarte, piensa en ti. ¡ATREVETE
A CONOCERTE!, reconoce tus miedos que te paralizan y no te dejar ser tu
misma (o).
Ofrecerles
lucha para vencerlos, y si te vencen, levántate con más ganas, pídele al Señor
que te ayude en esta lucha, pues el Señor no solo escucha, sino que «ama escuchar». A veces se tardará, pero en el
momento indicado actuará.
Confía
en la ayuda de Dios, en su providencia,
que incluso “no cae un pajarito sin que lo permita el
Padre” (v. 29) “hasta los cabellos de
vuestra cabeza están todos contados” (v.30).
¿Dejarás
que tus temores te ganen? ¿Dejaras que tus miedos te quiten la vida poco a
poco?
¡NO TENGAS
MIEDO!
¡ AMA MANCHAKUYCHISCHU !