¿Existe Satanás?
18:13:00
Como
dijimos en nuestro anterior blog, hoy las cosas se ponen bravas, Jesús con
ánimo firme, lanza un adjetivo no muy grato para su amigo Pedro:
«Quítate
de mí vista, Satanás» - ¡solo me sirves de piedra de tropiezo [skándalon]!
Para
Pedro estas palabras habrán sido duras, tan solo recordemos algún insulto que
recibimos de aquella persona con quien compartimos nuestro tiempo.
¿Habrá
sido un insulto común? ¿Cómo lo habrá dicho? Quizás estas preguntas no sean muy
determinantes, pero si, nos ayudan a contextualizarnos.
¿Qué
paso? El otro domingo Jesús le daba cariñito a Pedro nombrándole “Piedra de la
Iglesia” y ahora le dice «Quítate de mí
vista, Satanás» ¡fuerte! Todo por no comprender la lógica de Dios, y
ponerse a discreparle, como diría un amigo:
“por cachocito”
¿Sabemos quién
es satanás? ¿Qué significa satanás?
Cogiendo
una mata burros [diccionario] bíblico podemos decir:
Del hebreo Satán
(adversario, enemigo, obstáculo) pero como Jesús hablaba arameo le tendría que
haber dicho: הַשָּׂטָן, ha-shatán (adversario, mal
camino, distante, opositor)
Conozcamos
el Evangelio de este domingo: Mateo 16,21-27
21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenia que ir a Jerusalén y que tenía que sufrir mucho por causa de los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los
maestros de la ley, que
lo matarían y al tercer resucitaría. 22 Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderle diciendo: «Dios no lo quiera, Señor, no te ocurrirá eso»
23 Pero Jesús,
dirigiéndose a Pedro le dijo: «¡Quítate
de mí vista, Satanás! ¡Escándalo [obstáculo-tropiezo]
eres para mí, no piensas como Dios,
sino como los hombres!
24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en detrás de
mí, que renuncie a sí mismo, cargue
con su cruz y me siga. 25 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la
encontrará.
26 Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero,
si pierde su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de
su vida? 27 «Porque
el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y
entonces pagará a cada uno según su conducta».
Leyendo y releyendo podemos
detenernos en varios puntos de este evangelio, por ejemplo el versículo 21 refleja el propósito de la
existencia de Jesús, lo que algún día dijimos su «PROEXISTENCIA» y tú
¿ya descubriste para que vives? ¿Cuál es tu proexistencia? ¿alguna vez nos
comportaremos como un gran satanás?
Cada uno tiene una forma de
mirar y tratar a las personas, unos
somos fríos (as), otros amorosos (as) que van repartiendo abrazos a medio
mundo, alguno es sobrado (a) y otros escandalosos (as).
Esta verdad se aplica tambien
a los apóstoles, cada uno de ellos tenía una mirada de Jesús, Pedro tiene una
mirada particular, diríamos tiene una «cristología». Ve a Jesús como Mesías
político, por ello se opone a la Pasión
(sufrimiento) de Jesús.
Anécdota:
Una
tarde de la semana, una señorita me dijo: «como uno no va a querer que la persona que ama este bien, que no le pase nada»
fueron palabras que me removieron las entrañas, pues ya venía pensando en el
evangelio de este domingo, de inmediato me acordé de las palabras de Pedro: «Dios
no lo quiera, Señor, no te ocurrirá eso» quizá
lo dijo porque es propio de nosotros querer el bien de las personas que
queremos, pero tenía que dar un paso
más: pensar como Dios.
¡Qué difícil! Porque hasta a Dios queremos
decirle como tiene que ser, como tiene que actuar.
A cuantos hoy también
Jesús nos diría: «Pasa, Pasa… oh...» «Vive tu vida oh…» o aún más fuerte
«quítate de mí vista satanás»
¡Curioso! Es la segunda tentación que
el Diablo le hace a Jesús en el desierto, tentación que consiste en hacerse con
poder para realizar la misión, un poder al estilo de este mundo, como pensaba
Pedro y de la que «nadie está suficientemente vacunado»
El poder de Jesús solo será
el del amor, del servicio, de la pasión, del sufrimiento, no de la fuerza o dominio.
«Si alguno quiere venir en detrás de mí, que renuncie a sí mismo, cargue
con su cruz y me siga»
¡Qué difícil!
Dile eso a un joven y
a ver si se anima a entrar al seminario…
O como cuando me
preguntan sobre mi vocación, ¿Por qué decidiste entrar al seminario? ¿Sufriste
un rechazo amoroso? ¿No tenías oportunidad para ingresar a la universidad? ¿No
piensas tener hijos?
Estas preguntas son
las que frecuentemente me hacen. Es difícil explicar mi seguimiento de Jesús, y
¡si!, exige renuncias, pero no son lo fundamental, lo que fundamenta el
seguimiento es el encuentro con Jesús y animarse a caminar como el caminó, en
su modo de vivir, de hacer, en su misma pasión, en su misión.
Como mencione arriba,
las renuncias son variadas, y creo que no a todos nos pide los mismo, cada uno
tiene su ritmo de seguir a Jesús, y eso es lo que importa. Yo soy seminarista y
desde mi SER seminarista intento seguir a Jesus, tu desde el lugar donde este también estas invitado, llamado, animado a seguir a Jesús, para algunos es
nuestra razón de vivir, para otros una propuesta, pero nunca una imposición,
una dominación, a la fuerza.
El
seguimiento de Cristo, a diferencia de otros caminos, es ante todo cruz. Pero ¡cuidado! Nos significa un eterno sufrimiento, caras tristes, y
cristianos defraudados, pesimistas hundidos en un valle de lágrimas.
Es cruz, porque
ante todo es un desafío, signo de
contradicción, es sacrificio, entrega, que nos exige lo mejor de nosotros,
pero también es solidaridad con el
dolor y el sufrimiento de muchas personas, con sus problemas, que pueden estar muy
cerquita de nosotros.
Jesús no
discute si satanás existe o no… y encara y ya…
No seamos
piedra de tropiezo para otros.
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