EL PEREGRINAR EXISTENCIAL.

10:26:00

UNA EXPERIENCIA PROFUNDA DEL HOMBRE

Es curioso, encontrar sentido en las pequeñas acciones que vamos realizando en nuestro existir cotidiano. El hombre está dotado de una tremenda capacidad cognoscitiva, que hace del él un ser abierto a las sorpresas pero al mismo tiempo al aburrimiento.

¿Aún  despertamos en nosotros el asombro? o ¿ya nada nos asombra?, Sin el asombro la filosofía no hubiese tenido origen.

Precisamente fue asombrosa la experiencia que tuve  al peregrinar al Santuario del Señor de Qoyllur Rit´i, que por cierto este año cumple 237 aniversario desde  su aparición, allá por los años 1780. 
Después de caminar y sentir el cansancio me cuestioné: ¿Qué es lo más importante de esta festividad? 
Nada. No hay nada exclusivamente importante. Todo es importante, desde un encuentro con la naturaleza que es necesario cuidarla, hasta el encuentro con el Creador de la misma; la fe del  pueblo, que aunque no pueda mover montañas nos hace caminar sobre ellas; la Eucaristía celebrada a esas alturas, la Imagen del 
Taytacha de Qoyllur Rit´i que nos transmite confianza y descanso;  la oración y los cantos en quechua que tocan lo profundo del alma: el llanto, los ruegos y suplicas, la solidaridad, el compartir, las danzas que nos transmiten ánimos y alegría;  las caídas en el camino, el frío, el cansancio que no molesta sino  que es gratificante, y muchas otras experiencias que nos marcaran para siempre.
Como  me conmoví al ver a un señor que bajaba con muletas, casi arrastrándose,  era impresionante la fe que tenia.
Más allá de buscar caprichos y realizar una reflexión forzada de esta asombrosa fiesta, reconociendo únicamente una parte (Andina) y excluyendo otra (La religión católica), perdiendo el sentido de lo que actualmente se celebra (inculturación), es importante aproximarnos a esta manifestación de la fe del pueblo, con un adecuado realismo y en su sentido integral.
Un caso concreto fue cuando converse con el Arariwa, o caporal de los "Wayri Chunchus" que por cierto, son los preferidos del Señor, me decía que su atuendo llevaba muchos signos de  respeto a la naturaleza, llevaba soles en su brazo, y la luna en el pecho. Ante la pregunta decisiva que le hice ¿y tu vienes por el sol y la luna? me respondió que no, ellos nos acompañan cada día, al igual que el Taytacha. - !Yo vengo por el Taytacha de Qoyllorriti, que es el Señor de Tayankani¡ 

Me detendré entonces en esta disposición natural que cada uno tiene en el transcurso de su vida.
El sentido del peregrinar.
Reflexionaremos sobre este punto desde la filosofía. El hombre fundamentalmente es un ser que se mueve, que camina, que peregrina. El filósofo Gabriel Marcel  lo definirá como un “Homo Viator”, en su famoso libro que lleva el mismo título, para este filósofo el hombre es un ser en camino, que se desplaza, que está en constante itinerancia, aunque dejó en claro que estar en constante itinerancia  no es sinónimo de una evolución biológica, sino de un permanente proceso de movimiento y cambio dentro de un caminar. En palabras más simples, este peregrinar es un acercamiento a la trascendencia.       
El gran filósofo existencialista Gabriel Marcel, hace mención también de la presencia de la esperanza, que es innata a la naturaleza humana y que empuja al hombre a caminar, esta obra “Homo Viator” comienza  con el texto “yo y el otro”, donde hace referencia también a la presencia del  del otro.
No estamos solos, al tener la disposición de caminar y peregrinar salimos al encuentro del otro, pues pareciera que vivimos en «un régimen tal…si se quiere del amor propio, que es al mismo tiempo el más despersonalizante que pueda existir» [MARCEL, pág 30].
El yo egoísta me despersonaliza, por lo tanto la acción que propone este filósofo cristiano es la un yo como don, como entrega donante,  por eso afirmó:
No hay nada en mí que no pueda o no deba ser considerado como don”.
El peregrinar que realicé al santuario del Señor de Qoyllur Rit´i, refleja esta disposición del hombre, de salir de uno mismo, de mi cotidianidad, salir de mis preocupaciones, de mis intereses, en definitiva de mi yo egoísta. Lo mismo sucede en un peregrinar existencial, en el peregrinar de nuestra vida, donde debemos considerar que al ser egoístas e indiferentes hacia los otros nos despersonalizamos, porque lo nuestro debe ser la solidaridad, el compromiso, la entrega y el don, como también dijo el filósofo español Xavier Zubiri.
El peregrinar es inherente a nuestra naturaleza, corresponde a nuestra condición peregrinante, que se manifiesta desde nuestro nacimiento hasta la muerte.

El hombre camina, busca nuevos horizontes y entabla metas; tiende al infinito; sube montañas sagradas en cuya cumbre la tierra toca idealmente el cielo. Es  una apertura hacia los otros, hacia la naturaleza y hacia Dios, donde es importante valorizar la partida, el camino, la meta y finalmente el retorno. Teniendo siempre la confianza que el Señor es nuestro compañero de camino, camina con nosotros.






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