SAN ARNULFO DE METZ (PATRONO DE LOS CERVECEROS)
Por:
Mijaíl Enriquez- 2019
Hoy
celebramos la memoria del gran obispo de Mezt (612 d.C). S. Arnulfo se vio
afectado de grandes dificultades, una de ellas el combatir una peste que se propagó
en su localidad, y que ésta provenía del agua. Por tal motivo, sintiendo con el
pueblo y respondiendo en alguna medida a esta desgracia, el Obispo Arnulfo
prohibió el consumo del agua, y lo remplazó por el de la cerveza. En el año 627 se retiró al monasterio de
Remiremont, donde murió el 18 de julio de 641.
No
me imagino una fiesta patronal de S. Arnulfo ¡Dios mío, como serían sus cargos!
Y sus procesiones, en fin.
La
connotación de la cerveza en nuestro medio tiene aún ciertos matices casi
pecaminosos. Sobre la cerveza tengo una infinidad de anécdotas, pero como este
no es un espacio de confesión, sino de compartir mis ocurrencias, solo contaré
dos (REALES):
Ciertas
vacaciones, tuve que quedarme en una parroquia celebrando la liturgia de la
palabra, porque los sacerdotes estuvieron de retiro. Al domingo próximo, hice
mi celebración solemne, propia de un domingo, prepare mi reflexión, todo
emocionadito, al término de ella, 4 señores se aproximan y uno de ellos dijo:
“interesante” y yo todo palteado, nose a que se refería. Preguntaron ¿habrá
misa después? Y yo todo cortés les dije no. Esto fue… y ellos completaron “una
liturgia de la palabra” y yo, todo sorprendido ¡Sí! ¡Conocen ah! El mismo que
me preguntó dijo: ¡Claro, somos sacerdotes! Me quede atónito, en aquella
celebración que guié participaron 4 sacerdotes. Estaban de visita, y obvio
tenían que visitar la maravilla del mundo. Les facilité todo para que celebren,
y la gente participó. Terminaron la misa, hablamos un poco y luego se fueron,
al cabo de una hora. Salí a la plaza y una señora que los veía, sonriendo me
dijo: ¡mira esos padres, están tomando cerveza! Y si, efectivamente estaban
tomando sus vasos, es más me llamaron, y de lo más tranquilo. Ciertamente
compartieron una cusqueñita, a la cual los extranjeros le tienen mucha veneración.
La
otra anécdota, fue en el mismo contexto de visitar un pueblo y acompañarlos en
la celebración en honor de la Virgencita del Carmen. Al termino de tal
celebración, la mayordoma me alcanzó un rico y delicioso plato de lechón, quise
llevármelo, pero en mi mente y mi corazón resonaba el mandato del señor “COMAN Y BEBAN LO QUE LES PONGAN” (Cf.
Lucas 10, 7-8). Como decía el P. Ciro, el “Misiorometro” que mide nuestra
praxis misionera, no son los cursos que hacemos en la comodidad de nuestros
salones parroquiales, sino de cuanta gente nos invita a su casa a compartir un
plato de comida.
Jesús
no dijo “pidan para llevar, o simplemente no se reciban”. Así que me senté, y empecé
a comer. Aquella gente empezó a contarme cómo surgió la construcción de la
capilla, la tradición de la fiesta y algunos milagros que la virgen obró en
aquel lugar, fueron fascinantes testimonios que alimentaron mi fe, del cual no
hubiera disfrutado si me hubiera marchado.
Aquella
tarde parecía que terminaría tranquila, pero no, junto a la fuente del lechón, habían
unos six pack de cerveza, no vi cajas, calculo que solo unos 10 (six pack). La
hija de la mayordoma muy cordialmente fue invitando, de reojo veía que la gente
se recibía con cierta culpa, supongo porque yo estaba allí en medio. Lo más sorpréndete
fue que un borrachito cuyo tufo embriagaba a cualquiera que lo tenga en frente
pues era una mezcla de cañazo y coca, no se recibió la cerveza, manifestando
expresamente ¡Está el Padrecito! Y todos los que escuchamos sonreímos.
Un
teólogo hablaba que el Pastor (sacerdote) tiene que tener no solo olor a
incienso, sino tambien olor a oveja, y el Papa Francisco lo hizo tendencia. Pero
en muchas realidades, tener olor a oveja es poco, habrá retos aún más complejos
como ser “Pastor con olor a caña y coca”, con ello, no justifico cierta desviación
alcohólica sino la misión que tendrá el sacerdote en ayudar a personas en talv condición.
Fue
mi turno, la hija pasó de largo, creyendo que era una ofensa el ofrecerme una
botellita de cerveza, la madre muy atenta, como la Virgen Maria en la “Bodas de
Caná” (Jn 2,1-12) que posibilitó que tuvieran 600 litros de buen vino para que
la “alegría” continúe, se le acercó y le dijo: - ¡Dale pues al Padrecito! Ni que
le estarías dando una caja, además el diario toma vino, es nuestro cariño,
aquella hija seguía de miedo, y su cara lo expresaba todo.
Yo
sonriendo ante tal argumento materno, más el imperativo de Jesús “coman y beban
lo que les pongan” (Cf. Lucas 10, 7-8) acepté, le dije ¡no lo abras, me lo
llevaré para la sed!
Este
mandato de compartir la mesa (comida y bebida) Jesús no solo lo predicó de
palabra, sino tambien con el ejemplo, compartiendo su mesa con los pobres,
ricos, y todos los necesitados de salvación, tanto que lo acusaron de “COMILON
Y BORRACHO” (cf. Mt 11,19)
Desde
luego no me imagino a un Jesús llevado entre hombros casi arrastrado por sus discípulos,
pero si a un Jesús que comía y bebía con moderación. Tomar bebidas alcohólicas
en exceso es dañino, nos dice Backus, y es una realidad real y triste, ver
personas que se hunden en el barril (alcohol).
Muchos
hablan de los excesos en la fiestas patronales, y está bien, hay que mantenerse
alerta, pero pocos puntualizan el valor del compartir un plato y una bebida, la
importancia de la moderación. Muchas de nuestras fiestas son celebraciones de
cristianos, pero NO, CELEBRACIONES CRISTIANAS.
Para
todos(as) los que gustan de vez en cuando de una cervecita, ya saben a quién
tienen que encomendarse y es más si lo bendicen mejor, aquí les dejo la bendición
de la cerveza:
Bendice,
Señor, esta cerveza, que te has dignado a producir con el mejor grano: que sea
un remedio saludable para la raza humana y concede por la invocación de tu
Santo Nombre que quien beba de ella pueda obtener la salud del cuerpo y la paz
del alma. Por Cristo, nuestro Señor.
Amen
y Salud.