EL SACRIFICIO DE ABRAHAM EL LIBRO TEMOR Y TEMBLOR.
12:45:00
TEMOR Y TEMBLOR DE SOREN
KIERKEGAARD
(síntesis y adaptación)
INTRODUCCION
Hoy
les presentaremos la reflexión de un libro que para muchos es una joya del
existencialismo. El mismo Soren Kierkegaard
sentenció de su diario «cuando yo haya muerto bastará mi libro Temor y
Temblor para convertirme en un escritor inmortal»
Temor
y Temblor es probablemente la obra más significativa de Soren Kierkegaard. Fruto
de su rebelión contra la filosofía de Hegel, de su experiencia autobiográfica,
de su fe personal y de su desgraciado
amor por Regina Olsen
Soren
Kierkegaard nació en Copenhague capital de Dinamarca en 1813, y 30 años después
el 1843 luego de dos meses de arduo trabajo sale a la luz Temor y Temblor.
Libro
que centra su reflexión en la figura de Abraham, y más específicamente en el
sacrificio que Dios le pide… y a continuación
INTRO
El SACRIFICIO DE ABRAHAM EN EL
LIBRO TEMOR Y TEMBLOR
Le dijo ¡Abraham- Abraham! El
respondió ¡aquí estoy!
Consideremos que Abraham
fue lo bastante joven como para desear ser padre, pero su alegría no duraría
mucho.
Nuevamente seria probado:
“Y ahora todo el
espanto del combate se acumula en un instante” vive preocupado por los temores
de su pensamiento.
Y Dios le dijo: “Toma
a tu hijo, al único que tienes y al que amas, Isaac, y vete a la región de
Moriá. Allí me lo ofrecerás en holocausto, en uno de los montes, el que yo
te diga”
Se levantó Abraham de
madrugada, alistó su
burro, llamó a dos criados para que lo acompañaran, y tomó consigo a su hijo
Isaac. Partió leña para el sacrificio y se puso en marcha hacia el lugar que
Dios le había indicado.
¿El Señor se
burlaba de él? Lo prodigioso que había sido que lo absurdo llegase a ser
realidad, el tener un hijo en la ancianidad, estaba siendo reducido a NADA.
¿Es que no hay
compasión para el venerable anciano y para el niño inocente?
Al tercer día levantó los ojos y
divisó desde lejos el lugar.
Entonces dijo a los criados: “Quédense
aquí con el burro. Yo y el muchacho iremos hasta allá para adorar, y luego
volveremos donde ustedes.”
Abraham tomó la leña para el
sacrificio y la cargó sobre su hijo Isaac. Tomó luego en su mano el fuego y
el cuchillo y en seguida partieron los dos.
Abraham creyó no
dudo, si hubiera dudado hubiera actuado de otra forma; quizás el mismo se
hubiese entregado como ofrenda agradable a Dios. Pero tanto el cuchillo como la
vida de su hijo estaba en sus manos.
Que angustia.
Abraham sabía que el Señor lo ponía a prueba, pero tambien sabía que no hay
sacrificio demasiado duro cuando Dios es quien lo exige.
Entonces Isaac dijo a Abraham: “Padre
mío.” Le respondió: “¿Qué hay, hijito?” Prosiguió Isaac: “Llevamos el fuego y
la leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?”
Abraham le respondió:
“Dios mismo proveerá el cordero, hijo mío.” Y continuaron juntos el camino.
Con que mirada le
preguntaría el hijo a su padre, y que mirada tendría Abraham para Isaac, muchos
explicaran este texto para fundamentar la obediencia, algo que es legítimo,
pero pocos como Soren Kierkegaard reflejan la TERRIBLE ANGUSTIA, que ocasionó
aquel sacrificio.
Al llegar al lugar que Dios le había
indicado, Abraham levantó un altar y puso la leña sobre él. Luego ató a su hijo
Isaac y lo colocó sobre la leña.
Extendió después su mano y
tomó el cuchillo para degollar a su hijo,
Durante todo ese tiempo
creyó, creyó en virtud del absurdo.
¡¿Qué espíritu posee para matar a su hijo?!
Desde un punto ético,
Abraham queda como un asesino, y desde un punto religioso, es un hombre de fe
que entrega un gran sacrificio, aquí se presenta una contradicción, y es en
ella precisamente donde reside una angustia capaz de dejar a una persona en un insomnio
perpetuo.
Sin angustia, no habría sido nunca Abraham quien
es.
pero el ángel de Dios lo
llamó desde el cielo y le dijo: “Abraham, Abraham.” Contestó él: “Aquí estoy.”
“No
toques al niño, ni le hagas nada, pues ahora veo que temes a Dios, ya que no me
has negado a tu hijo, el único que tienes.”
La fe es una paradoja de
la existencia, a pesar de todas las dificultades su deseo está satisfecho, esta
convicción ennoblece tambien todo su ser.
Por la fe no renuncias
nada, antes al contrario, lo consigo todo. Abraham no perdió a Isaac por medio
de la fe, sino que, lo recuperó por medio de ella.
Todos nos podemos echar
atrás antes de empezar, más aun, que en el cualquier momento podemos
arrepentirnos de nuestro empeño y volver sobre nuestros pasos. Nos dice Soren
Kierkegaard, la historia de Abraham nos lanza a la paradoja de la fe; una
paradoja que devuelve el hijo al padre.
Abraham miró a su alrededor, y
vio cerca de él a un carnero que tenía los cuernos enredados en una
zarza. Fue a buscarlo y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
Volvió a llamar el ángel
de Dios a Abraham desde el cielo,
y le dijo: “Juro por mí mismo
—palabra de Yavé— que, ya que has hecho esto y no me has negado a tu hijo, el
único que tienes, te colmaré
de bendiciones y multiplicaré tanto tus descendientes, que serán tan numerosos
como las estrellas del cielo o como la arena delmar.
Tus
descendientes se impondrán a sus enemigos.
Y porque has obedecido a mi voz, todos los
pueblos de la tierra serán bendecidos a través de tu descendencia.”
Abraham regresó a
donde estaban sus criados, y juntos emprendieron la marcha hacia Berseba, donde
Abraham fijó su residencia.
Abraham no es en ningún caso un héroe trágico, alguien que se
inmola por su pueblo y luego recibe gloria, al contraria queda con un rasgo muy
marcado fuera el ámbito religioso, No es padre de la fe, queda como un asesino potencial.
A los héroes trágicos nos
acercaríamos con lágrimas, pero a Abraham con horror, con temor y temblor.
¿Existe una suspensión
teológica de lo ético? ¿Existe una deber absoluto para con Dios?
En el deber en si no entre
en relación directo con Dios, sino con el prójimo.
¿Es posible justificar
éticamente a Abraham por haber guardado silencio ante Sara, Eleazar e Isaac?
Si le hubieran entendido,
Abraham hubiera dedicado tiempo para explicar, el desenlace de su decisión fatal.
Abraham calla… pero no
puede hablar, allí reside la angustia y la miseria, no la dice porque sabe que el otro
no podrá comprenderlo.
Abraham despierta en mi admiración y espanto a la
vez.
Soren Kierkegaard
terminara su libro con palabras muy confortadoras:
“Lo que yo considero como
genuinamente humano es la pasión”
“La fe es la pasión más
grande del hombre, muchos hay
posiblemente en cada generación que nunca consigan alcanzarla, pero no hay
nadie quien la desborde”
Por la Fe no quede
estancado contemplando, ¡Hay que ir mas allá, hay que ir más allá!
CONSIDERACIONES
FINALES.
Con
estas ideas sentenciadas por el filósofo danés, eleva el espíritu a la más
cruda angustia y absurdo que impulsa a la fe. Y cierra Temor y Temblor, no sin
antes dejar pastillas para nuestra próxima reflexión:
“Todos
permaneceremos en el recuerdo, pero cada uno será grande en relación con
aquello que batalló”
Hubo
quien fue grande por su fuerza, y quien fue grande por su sabiduría, por su
esperanza, por su amor, pero Abraham fue todavía más grande.
Poseyó esa
energía cuya fuerza es debilidad / Grande por su sabiduría, cuyo secreto es la
locura, / Grande por su esperanza cuya apariencia es absurda / Grande a causa
de su amor que es odio a si mismo.
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