"YO estoy con USTEDES"

12:31:00

ASCENSIÓN DEL SEÑOR.
Evangelio (Mt 28,16-20)
    En aquel tiempo, 16 los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. 17 Y al verlo le adoraron; algunos sin embargo dudaron.18 Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. 19 Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enseñándoles a observar todo lo que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo».                                                                                                          

 Hoy celebramos la solemnidad de la  Ascensión del Señor a los cielos. Desde muy pequeño solía confundir: Ascensión con Asunción. El primer término se  refiere a la elevación a los cielos por un  poder propio,  por ello profesamos en el  credo Jesucristo «subió a los cielos, y  está sentado a la derecha de Dios  Padre…»  a diferencia de la Asunción,  que es una elevación a los cielos por el  poder de otro (Dios), en este caso  María es la figura representante, por  ello celebramos su fiesta el 15 de  Agosto «Mamacha Asunta».

¿Jesús habrá sido el único es ascender a los cielos? Pues no, Eliseo (Profeta del Judaísmo) también  «subió al cielo en el torbellino» (2 Re 2,11), también Mahoma (profeta del Islam) subió al cielo, desde la mezquita que se encuentra en Jerusalén.

¡Curioso! Las 3 grandes religiones comparten esta creencia, hay un dato aún más conflictivo, a diferencia de los musulmanes que saben con precisión el lugar de la ascensión de Mahoma, nosotros los cristianos no tenemos referencia exacta del lugar donde ascendió Jesús. «Cerca de Betania» nos ayudó  (Lc 24,50).

Los once discípulos reflejan actitudes de la Iglesia primitiva y de la Iglesia actual. ¿Cuáles son estas dos actitudes? La adoración y la duda.

Estos días fui llevando en la mochila o en la mano el libro “Introducción al cristianismo”  de Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) un súper libro para conocer y fundamentar nuestra fe. ¡Se los recomiendo!
Este libro comienza con el título “la fe en el mundo de hoy” y entre sus líneas encontré una frase que me impactó, «el creyente solo puede realizar su fe desde el océano de la nada… la inseguridad es el único lugar para vivir su fe» (p. 43) tanto que perdí mi mirada en la ventana del carro.


Tanto rollo, ¿para qué? Para explicar que desde los discípulos de Jesús hasta los cristianos de hoy, siempre experimentaremos  la “duda”, por ello la fe es una decisión que afecta nuestra historia y nuestra existencia.

La segunda actitud es la adoración. ¡Qué fuerte y complicada me resulta comprender esta actitud! ¿Cómo adorar a alguien, con quien compartiste días antes una cena, una caminata, una experiencia ordinaria?
Los apóstoles habían compartido esas cosas con Jesús, y ahora lo están adorando. ¡Qué fuerte!
Todos tenemos amigos (as), tan solo piénsalo, ¿a quién adorarías? ¡Es extraño verdad!
Esta pregunta se las hice a mis jóvenes de la catequesis, y una chica me contestó –  podría adorar a mi enamorado- lo dijo en son de broma, pero alguno se perturbó  y dijo - ¡hermano, solo se adora a Dios! Y es verdad, pero esta afirmación “te adoro” surge de un sentimiento sincero y a la vez pleno, por tanto se trata de una relación íntima, profunda, verdadera, sencilla, auténtica, comprometida.


Esta relación (adoración), llamémosla humana, que es una relación profunda y comprometida, debe asemejarse a la adoración divina, esa tiene que ser nuestra actitud para con Dios.
Luego de suspirar un poquito, volvamos al texto de Mateo.
Reconociendo su poder, Jesús  manda, «Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (V.19) lo que se conoce como el mandato misionero, y que solo con esta pericopa (extracto del texto) nos detendríamos hojas y hojas.

El evangelio de este domingo termina con una frase muy irónica y paradójica, Jesús nos dice «yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo» (V.20) no se supone que si asciende,  se está yendo al cielo; y ahora nos dice que estará con nosotros hasta el fin del mundo… ¡por fin, se va o se queda!

En esto consiste la fiesta de la “Ascensión”, muchos enfatizarán el deseo que tiene el hombre por alcanzar el cielo, pero ¿qué hay de esta nueva presencia de Jesucristo? Al decir «yo estoy con ustedes», hace referencia también a la presencia de Dios en el prójimo, por lo tanto no nos quedemos mirando al cielo como los discípulos (Hch 1,10) sino que empecemos a mirar, a escuchar, a tratar  a cuantos nos rodean con mucho cariño, empieza a querer y sobre todo a dejarte querer, a que alguien te diga “te adoro”, fortalece tus relaciones, contigo mismo (a), con los otros y con Dios, pues “quien encuentra una amigo, encuentra un tesoro” (Eclo 14-17.)
Cuando seamos llevamos al cielo, y veamos cara a cara con Dios,  nos preguntará, cuanto hemos amado, cuanta misericordia hemos tenido (Mt 25), y otras cuestionantes más, en la que también se encontrará ¿Cuántos amigos tuviste? ¿En cuántos de ellos me viste?

Por eso quisiera cantar: ¡Yo quiero tener un millón de amigos, y así más fácil me  salvaré!- teniendo siempre presente que Cristo es el amigo que nunca falla. 


Tambien podría gustarte

0 comentarios

La mas visitada

Refranes