LA AGONIA DE RASU ÑITI

15:01:00

 DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS





LA AGONIA DE RASU ÑITI
INTRODUCCION
Hoy les presentaremos el extracto de un  gran cuento escrito por el célebre indigenista José María Arguedas:
Y a continuación la “Agonía de Rasuñiti.”

INICIO
Estaba tendido en el suelo. Por  la única ventana de la habitación entraba la luz grande del sol. No podía afirmarse que fuera oscura, podía distinguirse las ollas, los sacos de papas, los cuyes cuando salían espantados de sus huecos y exploraban en el silencio.
La luz del sol alumbraba fuerte, cuando una voz se oyó:
-       El corazón está listo. El mundo avisa. Estoy oyendo la cascada de Saño ¡Estoy listo! Dijo el Danzak Rasu Ñiti –
Se levantó y pudo llegar a la petaca de cuero donde guardaba su traje de danzak y su tijeras de acero. Se puso el guante y comenzó a tocar las tijeras.
La mujer del bailarin y sus dos hijas que desgranaban maíz en el corredor, dudaron.
-       Madre ¿has oido? ¿es mi padre, o sale ese canto de dentro de la montaña?- preguntó la mayor.
-       ¡Es tu padre! Porque la tijeras sonaron mas vivamente.
Corrieron las tres mujeres a la puerta de la habitación.
Rasu Ñiti se está vistiendo.
-       Esposo ¿te despides? – preguntó la mujer
-       El corazón avisa mujer. Llamen al “lurucha” y a Don Pascual. ¡Que vayan ellas!
Corrieron a toda prisa las muchachas.
La mujer se acercó al marido.
El Danzak con gran nostalgia decía: - bueno, el Wuamani está hablando –
Me habla directo al pecho, tú no lo puedes oír, ¿A dónde está el sol?
Sobre el fuego del sol, en el piso de la habitación, caminan unas moscas negras, tardará aún la chiririnka que viene un poco antes de la muerte. No oiremos sus zumbidos de muerte porque estaré danzando.
Con gran pesar, se calzó las zapatillas, se puso el tapabala y la montera. El tapabala estaba adornado por hilos de oro. Sobre las inmensas faldas de la montera, entre cintas labradas, brillaban espejos en forma de estrellas.
¿estás viendo al Wamani sobre mi cabeza? Pregunto el bailarín a su mujer
Está- dijo- está tranquilo.
¿De qué color es?
-       GRIS – voy a despedirme
Se oía, no tan lejos el tumulto de la gente que venía a la casa del bailarín.
Llegaron las muchachas, y la madre  preguntó a la mayor, vez al wuamani en la cabeza de tu padre.
-       No- dijo la mayor.
-       No tienes fuerza aun para verlo, está tranquilo oyendo todos los cielos-
El padre empezó a tocas las tijeras de acero. Bajo la sombra de la habitación la fina voz del acero era profunda.
Ante tal espectáculo, la madre pudo fijarse de una cosa, les dijo a sus hijas, las tijeras no son manejadas por los dedos de su padre, es el wuamani que las hace chocar.
Cada bailarín puede producir en sus manos con ese instrumento una música leve, como de agua pequeña, hasta fuego: depende del ritmo y del espíritu que protege al Danzak.
El genio de un Danzak depende de quien vive en él.
¿El espíritu de un montaña; de un precipicio cuyo silencio es trasparente: de una cueva de la que salen toros de oro y condenados en andas de fuego?
Rasu Ñiti era hijo de un Wuamani grande, de una montaña  con nieve eterna.
Llegó Lurucha, con sus uñas de acero hacia estallar las cuerdas del arpa, le seguía Don Pascual, el violinista.
Tras de los músicos, marchaba un joven: “Atok Sayku” el discípulo de Rasu Ñiti. Estaba vestido, pero no tocaba las tijeras.
El Danzak volvió a preguntar
¿Lurucha, ves al Wuamani?
-       Si lo veo- es verdad llegó tu hora.
“Atok Sayku” ¿ves al Wuamani?
-       Aletea nomas. No lo veo bien padre-
-       ¿Aletea?
-       Si, maestro
Ya siento el cuchillo en el corazón.
Toca lurucha

MUSICA:  Tocar el (Jaykuy)  entrada - (Sisi nina) fuego hormiga
Rasu Ñiti bailó, tambaleándose un poco,  le quemaban las piernas, bailó sin hervor, casi tranquilo, mientras la gente entraba en la habitación.
¡Ya¡ ¡estoy llegando! Estoy por llegar – dijo con voz fuerte el bailarín-
Se le paralizó una pierna
MUSICA:  Tocar el ( el Waqtay) la lucha
Rasu Ñiti hizo sonar mas alto las tijeras, clavando su mirada en la hija mayor.
Cayó al suelo. Sentado, no dejó , ni un momento , de tocar las tijeras, con la mano izquierda sacudia el pañuelo rojo, como un pendon de chicheria en los meses de viento.
MUSICA: Tocar el ( el YAWAR MAYU) rio de sangre
El pequeño público, permaneció  quieto. Mientras que Rasu Ñiti agonizaba, iba moviendo el pañuelo muy tétricamente, cayó sin control, hasta tocar la tierra.
¡El Wuamani aletea sobre su frente! Dijo “Atoq Sayku”
MUSICA: Tocar el (illpa vivon) el borde del rayo
A la hija menor  le atacó el ansia de cantar algo. Estaba agitada, pero como todos los demás mantenía una actitud solemne, quiso cantar porque vio que los dedos de su padre aun tocaban las tijeras  iban agotándose.
¡El Wuamani ya está sobre el corazón!
Rasu Ñiti dejó caer las tijeras, pero siguió moviendo la cabeza y los ojos. Cuando de pronto tambien cerró los ojos.
Atok sayku salto, junto al cadáver, toco las tijeras que brillaban…
MUSICA: Tocar el (lucero kanchi) alumbrar de la estrella.
MUSICA: Tocar el (wallpa wak´ay) canto del gallo

Con voz potente y estruendosa el nuevo Danzak dijo:
¡El Wuamani aquí! ¡En mi cabeza! ¡En mi pecho aleteando!
Nadie se movió, er el, el padre Rasu Ñiti, renacido, nadie lo veia
Esta bien, dijo Lurucha, esta bien Wamani contento. Enterraremos manan al oscurecer al Padre Rasu Ñiti.
No es muerto grito la hija menor, que tuvo los ojos profundos, para ver a el espiritu de su padre.
No esta muerto, el mismo esta bailando.
Esta bien, muchacha : el Danzak no muere.
Por Dansak el ojo de nadie llora.
Porque Wamani es Wamani.























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