5° DEFECTO DE JESÚS: NO ENTIENDE NI DE FINANZAS NI DE ECONOMÍA.
12:09:00
(Comentario al
Evangelio del Domingo XXV del Tiempo Ordinario- A)
Por: Mijail Enriquez
Es
triste comenzar este blog con una gran verdad: “Todos en algún momento de
nuestra vida hemos sido envidiosos”
Pero
nosotros los peruanos tenemos un plus, que nos hace distintos de otros países,
me refiero a esa disposición tan peruana: LA ENVIDIA PERMANENTE.
Frases
como: “el enemigo de un peruano es otro peruano” “el enemigo de un cusqueño es
otro cusqueño” hacen de nuestras relaciones un negocio que busca siempre ganar
u obtener algo.
¿Por
qué la envidia está muy arraigado en nuestro ADN, en unos más que en otros?
No
hace falta devorar muchos libros para caer en la cuenta que somos envidiosos. “El progreso en el Perú es una ofensa
imperdonable, que no pasa desapercibida”.
Recuerdo
una historia que leí de pequeño:
«
Cierta vez un hombre llevaba dos baldes de cangrejos, uno tenía tapa y el otro no. Uno se percató de ese detalle y
le preguntó al buen hombre: - ¿Por qué uno
tiene tapa y el otro no?, respondió éste: - es simple hermano, en el que tiene
tapa llevo cangrejos brasileños, cuando uno quiere salir, los otros se trepan
formando una escalera hasta que llegan a la cima.
Mientras
que en el balde sin tapa, llevo cangrejos peruanos, cuando uno quiere salir,
los demás lo jalan…»
Quizá
esta pequeña historia, responda a la actitud colectiva de la mayoría de
peruanos, no de todos: Nos arde que
otros triunfen.
El
Evangelio tiene que ver con esta realidad tan humana.
Mateo 20,1-16
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos ésta parábola: 1 «En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario
que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. 2 Habiéndose
ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3 Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza
parados, 4 les dijo: “Vayan
también ustedes a mi viña, y les daré lo que sea justo.”
5
Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo. 6 Todavía salió a eso de la hora
undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: “¿Por qué están
aquí todo el día parados?” 7 Le
dijeron: “Es que nadie nos ha contratado.” Y les respondió: “Vayan también
ustedes a la viña”. 8 Al atardecer,
dice el dueño de la viña a su administrador: “Llama a los obreros y págales el
jornal, empezando por los últimos hasta los primeros”. 9 Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario
cada uno. 10 Al venir los primeros
pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada
uno. 11 Y al cobrarlo, murmuraban
contra el propietario, 12 diciendo:
“Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros,
que hemos aguantado el peso del día y el calor”. 13 Pero él contestó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un
denario? 14 Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este
último lo mismo que a ti. 15 ¿Es que no
puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O
tienes envidia porque yo soy bueno?”. 16
Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos»
Jesús
cuenta sus parábolas a modo de provocación, ninguna deja tranquilamente,
siempre cuestiona. Compara el Reino, con un dueño de una viña que sale a contratar
trabajadores. Este constituye el quinto
defecto de Jesús: Que no entiende ni de
finanzas ni de economía.
Si
Jesús fuera director de una empresa, quebraría e iría a la bancarrota: ¿Cómo es
posible pagar a quien empieza a trabajar a las cinco de la tarde un salario
igual al de quien trabaja desde la mañana?
(Van Thuan: 2004).
Por
un lado está la forma de contratar, y por otro la forma de pago, en ambos casos
la lógica de Jesús (Divina) es distinta. Ninguna depende de nuestro súper
trabajo, sino de su acción misericordiosa (Gracia) dirá ¿Es
que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O tienes envidia porque yo soy
bueno?
Jesús
contrata y paga como ninguno de nosotros lo haría. Pero nuestro actuar debe
tender a ser como la de ÉL.
¿Por
qué a muchos de nosotros nos cuesta entender el ser de Dios, y preferirnos
decirle lo que tiene que hacer, o lo llamamos “injusto”?
¿A
ti a qué hora te vio y te llamó a su viña? o ¿aún no lo ha hecho? Lo cierto es que Dios tiene saldo ilimitado para llamar una y otra
vez a lo largo de nuestra vida.
Que diríamos aquí los que nos consideramos
“mayores” o “antiguos” en los grupos parroquiales, en los conventos, seminarios
o en el mismo clero.
Pero alguno puede pensar entonces da igual todo lo hacemos ¡cuidado!, la parábola de los talentos nos puede refrescar; lo importante es no tener una mirada reducida, sino centrada y amplia, concéntrate en tu presente, y déjate tocar por la bondad de Dios que transciende todo incluso puede obrar grandes cosas también fuera de la Iglesia.
Como
leía: “Muchos aceptamos con tranquilidad la Trinidad, la Transubstanciación,
pero la generosidad de Dios nos crea problemas”
Te
invito:
Tu
vive tu vida… al máximo, compromete con las causas justas, has tus cosas lo
mejor que puedas, y si alguien triunfa, alégrate con su triunfo…
La
misericordia de Dios “Deconstruye” nuestro actuar…
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